21 marzo 2014

¿Qué es la felicidad?

Ayer, 20 de marzo, se celebró el Día Internacional de la Felicidad. ¡Qué bien suena eso! Pero… ¿qué es realmente la felicidad?

A lo largo de siglos y siglos de historia de la humanidad, las mujeres y hombres han buscado la felicidad como un destino, como un objetivo que ha sido perseguido sin cuartel a veces, incluso, a costa de perderla al buscarla. Porque la felicidad no se puede definir de una forma concreta. Para cada cultura ser feliz significa una cosa distinta. Cada persona puede percibir la felicidad de un modo totalmente diferente de otra y, sin embargo, considerarse felices ambas con cosas muy dispares.

Considero la felicidad como un camino, no como un destino. Es algo que está en el día a día. Cuántas veces hemos perdido momentos maravillosos, situaciones llenas de dicha, por seguir empeñados en buscar esa tan ansiada “gran felicidad”. Y quizá no exista esa felicidad con mayúsculas. Es preferible ser feliz cada día disfrutando de lo que la vida nos depara, convirtiendo una sonrisa en algo más que un gesto, aspirando con fuerza el aire y dejarlo penetrar en nuestro cuerpo, llenándonos de vida.


 Ser feliz puede consistir en disfrutar de un café con un amigo o amiga y sonreír juntos durante un buen rato. La felicidad está, con toda probabilidad,  en la sonrisa de tu hijo cuando te ve llegar a casa. Está en los colores de la primavera que ayer empezó y que se nos ofrecen deslumbrantes y casi “explotan” en nuestros sentidos.

Quizá se encuentre ahí agazapada la felicidad en la mano de tu pareja cuando simplemente paseáis juntos en silencio, sin decir nada, pero compartiendo todo. O en ese momento de beneficiosa soledad, en el que “miramos hacia adentro” y aprendemos a conocernos y a querernos de una manera más grande y mejor.


En resumen, quizá haya miles de felicidades, tantas como personas, y todas tan a mano que es absurdo dejar pasar esa dicha diaria para dedicarse a buscar una hipotética gran felicidad que quizá nunca llegue. Acordémonos de ese dicho de los árboles que nos tapan el bosque.

Pero… ¿podemos ayudarnos a nosotros mismos a ser más felices? Sin duda alguna. No, no hay fórmulas mágicas y para cada uno habrá cosas concretas que nos faciliten ese sentirnos bien, llenos de vida y de alegría y con ganas de seguir adelante, motivados e ilusionados.

Sin embargo, es cierto que hay una serie de actitudes y pautas de conducta que nos pueden ayudar a sentirnos mejor con nosotros mismos y con lo que nos rodea. En definitiva, a ser más felices. 

  •  Sonríe todos los días tanto como puedas.
  • Preocúpate de las cosas en el momento justo; no adelantes acontecimientos que te reporten tristeza.
  • Dedica cada día un tiempo para ti y disfrútalo, sin remordimientos ni sentimientos de culpa.
  • Abraza a tus amigos y seres queridos cuando te apetezca. Es gratis y muy reconfortante.
  • Pide ayuda cuando la necesites. Nadie es autosuficiente, todos necesitamos de todos.
  • No te sobrecargues de trabajo. Realiza las tareas de manera secuencial y establece prioridades.
  • Aprende a valor el “soy” y usa el “quiero ser” no el “debo ser”. Te quitarás un gran peso de encima.
  • Quiérete mucho, pues sólo así querrás a los demás de una forma adecuada.

Fotos: Juan M. Romero (Chao).