13 mayo 2014

La misma situación o estímulo, según quien lo encare, puede pasar de ser lo más terrible a lo más hermoso.

Cambiemos nuestra actitud con respecto a los problemas. Es mejor enfrentarlos que huir de ellos o centrarnos sólo en la emoción que nos producen.

Si te paras a analizar el problema de una forma calmada, verás que siempre hallas una solución y si no la hay, siempre es mejor buscar la parte de aprendizaje del problema, que centrarse en el daño que nos haya podido causar. Es cierto que es humano sentirse dolido, desengañado, iracundo..., pero hay que tratar de no quedarse "sumergido" en esas emociones y aprender de la situación que nos creó el problema.