ADICCIÓN AL TRABAJO.
Hoy abordaré un poco más profundamente una
adicción que, en muchos casos fuera del entorno más íntimo pasa desapercibida. Es
más, en la mayoría de los casos, el adicto al trabajo es visto como un ejemplo
a seguir: una persona con tal dedicación a su ocupación laboral que sólo puede
recibir admiración y halagos. Pero, desafortunadamente, los implicados y sus
seres queridos sufren esta adicción lo mismo que si fuese una adicción a una
sustancia.
El estudio de la adicción al
trabajo es relativamente reciente. Aunque ya en los 70, se definió este tipo de
dependencia , no ha sido hasta fechas relativamente recientes cuando se ha comenzado
a considerar como un trastorno grave, dado que se ha visto cómo afecta a la
vida familiar, social e incluso, a la salud.
¿Cuándo se pasa de ser alguien
volcado en su profesión a ser un adicto? ¿Cómo reconoceremos que somos adictos
al trabajo, para ponerle freno o pedir ayuda?
Lo que diferencia a un adicto al
trabajo de una persona muy trabajadora pero adicta es, sobre todo, la actitud
que tiene aquél ante el trabajo, más que las horas que pueda dedicarle. Alguien
que es muy trabajador puede que le dedique muchas horas a su ocupación, pero
disfrutará haciéndolo y siempre habrá un balance equilibrado entre su vida
laboral y el tiempo que dedique a su familia, ocio, etc. También los períodos
de más dedicación al trabajo se corresponderán con necesidades reales de la
empresa o el mercado, disminuyendo sus horas de trabajo cuando no es necesario.
El adicto al trabajo no tiene
control sobre las obligaciones laborales, no sabe establecer un límite para
dejar de trabajar y dedicarse a su familia, aficiones, relaciones sociales e
incluso, su propia salud. Se implica en actividades que, incluso, podría
desempeñar otra persona. Se muestra irascible e insatisfecho cuando está
alejado del trabajo: en los fines de semana, vacaciones…
Al principio de la adicción, la persona
se siente bien, motivado. Incluso hay reforzadores externos: promoción a
mejores puestos, percibirá salarios más elevados. Pero a medida que va
perdiendo el control y dedicando un esfuerzo titánico al trabajo y centrando su
vida en torno a éste, tendrá problemas de sueño, relaciones sexuales no
espontáneas ni satisfactorias, dolencias cardíacas derivadas del estrés
soportado. Estas personas también pueden ver destrozada su vida de pareja y
familiar. Incluso aunque empiecen a notar problemas derivados de su desproporcionada
dedicación a su vida laboral, seguirán dedicándole todo su tiempo y esfuerzo y,
probablemente, evitarán hablar de ello para evitar que su familia desapruebe su
conducta.
Un riesgo añadido es la posible
adicción a alguna sustancia. Para poder mantener ese nivel de actividad y
luchar contra el cansancio, por otro lado
normal, la persona con adicción al trabajo, tiene muchas probabilidades
de “ayudarse” con el alcohol u otro tipo de drogas, terminando con una terrible
combinación de adicción química y psicológica al mismo tiempo.
La intervención en este tipo de
adicción no puede consistir en la total abstinencia, puesto que el trabajo es
necesario para la realización de la persona y su supervivencia. Lo que se
pretende, en última instancia, en este tipo de intervenciones es reaprender la
conducta de control, que es lo que principalmente se ha perdido.
La persona adicta al trabajo
tendrá que ir aprendiendo a delegar en otras personas lo que no sea
estrictamente necesario que realice. También tendrá que aprender a establecer
unas pautas de actuación para corregir esa dependencia que tiene con respecto a
su vida laboral.
También será necesario que cambie
su manera de pensar sobre los logros personales y su autoestima: suelen ser
personas que creen que sin “subir” en la vida, no están realizados. Es
imprescindible también que aprenda que puede controlar su vida y su trabajo. No
debe ser el trabajo el que lo controle a él/ella.
Es importante a largo plazo mantener
el control de estímulos como en cualquier otra adicción. No es suficiente con
que simplemente los evite, tiene que aprender a controlarlos.
A modo de ejemplo, la persona con
adicción al trabajo debe:
- Establecer un horario de trabajo razonable.
- Dedicar más tiempo al ocio, relaciones familiares y sociales, por ejemplo: implicándose en viajes familiares, actividades culturales, deportivas, etc.
- Delegar en otras personas la parte del trabajo que no sea absolutamente imprescindible que realice él/ella.
- Respetar escrupulosamente las vacaciones y horas de ocio, como fines de semana y dedicarlas al descanso y pasarlas con la familia y amigos.
- Establecer unos horarios adecuados de sueño y alimentación, sin saltárselos. Preferiblemente, comer en casa con la familia.
- Reducir el consumo de alcohol, café, tabaco…
Es muy importante que la persona
que ha sido adicta al trabajo, a pesar de poder seguir realizando la conducta
adictiva, esto es, trabajar sin control, no realice esa conducta. Es decir, que
sepa cuándo es el momento de dejarlo y marcharse a casa sin sentirse mal.
Entonces podremos decir que ya no
es un adicto.
Si crees que pudieras tener esta adicción, ponte en contacto con un profesional de la psicología.
Autorizo a compartir el contenido de este artículo, siempre que se respete su autoría.
Si crees que pudieras tener esta adicción, ponte en contacto con un profesional de la psicología.
Autorizo a compartir el contenido de este artículo, siempre que se respete su autoría.
Yolanda Flores García.
Yolanda una entrada genial, yo reconozco que soy un poco maniatica con la limpieza, pero estoy aprendiendo a relajarme y disfrutar más, gracias por ayudarnos, me encanta como te esta quedando tu blog, por eso me gustaria que te pasaras por el mio, para recoger un premio bs guapa
ResponderEliminarGracias a ti por leerme, guapa. Ahora mismo estaba recogiendo mi premio, muchas gracias.
ResponderEliminarHola Yolanda aquí me tienes de seguidora de tu blog, un excelente artículo para leerlo con calma.
ResponderEliminarSeguiré tus escritos.
Gracias, Lolines. Trataré de ir aportando más cosas. Un honor tenerte como seguidora. Buen día.
ResponderEliminarExcelente comentario. Felicidades. Saludos desde Conil ( Cadiz)
ResponderEliminarGracias, Jesús, a ti por leerme. Un saludo muy cordial.
ResponderEliminar