La ansiedad es un
concepto muy utilizado en psicología y, por lo tanto, su uso se ha asociado con
otros términos como miedo, fobia, angustia, estrés…
Algunos autores (Spielberger y otros, 1984)
han definido la ansiedad como una reacción emocional con una sensación
subjetiva de tensión, aprensión, nerviosismo y preocupación, acompañado de una
activación del sistema nervioso autónomo.
La ansiedad goza de
una propiedad de naturaleza anticipatoria. Es decir, nos sirve para señalar un
peligro o amenaza. Por lo tanto, la ansiedad es un mecanismo adaptativo. Es una
respuesta normal y necesaria que nos puede servir, por ejemplo, para evitar a
un coche que se salta un semáforo y podría atropellarnos si no reaccionamos a
tiempo.
La ansiedad se
convierte en patológica cuando pierde ese valor adaptativo, es decir cuando nos
avisa de un peligro irreal, o al menos un escaso peligro objetivo. Por ejemplo,
cuando se experimenta un ataque de ansiedad con unas tremendas ganas de huir en
un atasco.
Algunos autores
mantienen que la ansiedad patológica se
manifiesta de manera más frecuente, más intensa y más persistente que la
ansiedad normal.
Triple sistema de
respuesta de la ansiedad
Se sabe desde hace
tiempo que la ansiedad tiene tres modos de respuesta: el subjetivo o cognitivo,
el fisiológico o somático y el motor o conductual.
- Componente
cognitivo: se refiere a los pensamientos, creencias e imágenes de peligro.
- Componente
fisiológico: son los temblores, palpitaciones, sudoración excesiva, tensión muscular, etc., y otras muchas
sensaciones que experimentamos durante la ansiedad, sea patológica o no.
- Componente motor:
son las respuestas que damos a la ansiedad, ya sean de huída, de búsqueda de
ayuda, tomar medicamentos, etc.
Una ansiedad elevada,
por ejemplo, durante una competición, un examen, o cualquier situación en la
que nos tengamos que sentir alerta,
puede ser beneficiosa y de mucha ayuda.
Sin embargo, en
cuanto pasamos el umbral en el que la ansiedad deja de ser adaptativa, nuestro
rendimiento decrece. Por eso, cuando nos enfrentamos a un examen, es bueno
llevar una activación moderada, eso nos mantendrá alerta, nos ayudará a extraer
las respuestas adecuadas de nuestra memoria. Pero si nos activamos en demasía,
si nos ponemos demasiado nerviosos, nuestro rendimiento decaerá y nuestros
resultados en el examen quizá no sean los que esperamos. No olvidemos que uno
de las alteraciones durante una subida de ansiedad, consiste en una disminución
importante de la memoria a corto plazo.
Es conveniente
practicar con regularidad las técnicas de control de la activación y la
relajación, hay varias de ellas. Se trata de elegir la que mejor se adecue a
nuestros gustos y necesidades o nos dé mejores resultados.
Si crees que puedes
estar padeciendo algún trastorno de ansiedad, ponte en contacto con un
profesional de la psicología.
un interesantísimo artículo
ResponderEliminarMuy interesante!!
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarMe gusto el articulo, estoy en el 2 semestre, en la UNIP, Sao Paulo Brasil, los 2 últimos años del curso los quiero hacer en Las Palma, Canarias. Así que me interesa eses artículos. Gracias
ResponderEliminarEso es lo que me han dicho los médicos, cuando me da un ataque de migraña y al mismo tiempo de ansiedad. Me quedo sin poder respirar, el coraón parece que se me va a salir por la boca y el no poder respirar todavía me pone mas nerviosa y me duele aun mas la cabeza. Besos
ResponderEliminarMaría José, pues te aconsejo que practiques relajación, te ayudará bastante con tu migraña y, por supuesto, con la ansiedad. Besos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, anónimo. Seguiré compartiendo más cosas sobre la ansiedad en breve. Ánimo con la carrera.
ResponderEliminarMuy interesante esta publicación. Un saludo
ResponderEliminarGracias, Trini.
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